El turismo místico-esotérico en la Zona Uritorco (Córdoba, Argentina):

síntesis de una perspectiva etnográfica

MYSTIC ESOTERIC TOURISM IN URITORCO ZONE (CORDOBA, ARGENTINA): ETHNOGRAPHICAL APPROACH

 

Alejandro Otamendi[1]

 

 

 

Resumen: Este artículo sintetizará el proceso histórico de construcción social y los cambios producidos en las representaciones simbólicas de los habitantes de la localidad turística de Capilla del Monte (Córdoba, Argentina), a partir de la aparición de nuevos marcos de significados en las últimas dos décadas. Asimismo se describirá brevemente, desde una perspectiva etnográfica, cómo los turistas esotéricos, los “nuevos capillenses” (o residentes de la última oleada migratoria), y los organismos públicos de turismo locales, colaboraron de distintas formas en el origen y surgimiento de una región simbólica particular denominada: La Zona Uritorco, en el cerro del mismo nombre, donde se ha desarrollado un discurso místico-esotérico muy particular en el cual se combinan narrativas asociadas a lo sobrenatural, lo étnico, lo natural y, especialmente, lo extraterrestre.

Palabras clave: Turismo místico-esotérico. Perspectiva etnográfica. Capilla del Monte (Córdoba, Argentina).

 

Abstract: This article aims to synthesize the social construction and changes held in symbolic representations of Capilla del Monte dwellers, during the last two decades at that tourist area in Cordoba Province, Argentina. It will also describe from an ethnographic perspective how esoteric tourists, newcomers from the last migration waves and local authorities collaborated in its own way for the Uritorco Zone development, at the Uritorco Hill, where a peculiar mystic-esoteric discourse has been born combined with narratives of supernatural, ethnic, natural and extra terrestrial issues.

Key-words: Mystic-Esoteric Tourism. Ethnographical Approach. Capilla del Monte  (Córdoba, Argentina).

 

 

 

Introducción

 

La localidad de Capilla de Monte tiene unos doce mil habitantes aproximadamente y está ubicada hacia el norte en el Valle de Punilla, el cual limita hacia el oeste con las Sierras Grandes y hacia el este con las Sierras Chicas, en la provincia de Córdoba, Argentina. La principal actividad económica que se desarrolla allí en la actualidad es el turismo, y cuenta con una amplia infraestructura hotelera y de servicios para sus visitantes. A tres kilómetros de esta pintoresca localidad se alza el cerro Uritorco (1.979 mts. sobre el nivel del mar), el cual posee la cumbre más elevada de las Sierras Chicas y un discurso místico-esotérico muy particular que lo circunda.

En este artículo se describirán los cambios producidos en las representaciones turísticas de la localidad como consecuencia de la migración constante,  en los últimos veinte años, de un importante número de personas vinculadas a la temática de la ovnilogía (conocimiento de los platos voladores) y enroladas en el movimiento religioso de la Nueva Era (CAROZZI, 1999; 2000). De igual modo veremos cómo la incorporación paulatina de los denominados "nuevos capillenses" o "esotéricos" en los sectores públicos y privados y en los sitios estratégicos del poder local, conjuntamente con un incremento en la llegada de turistas relacionados al mismo movimiento, fueron generando nuevas formas de concebir la historia y los marcos de significados del pueblo.

 

 

Historia de Capilla del Monte

 

 

En las vísperas de la colonización hispánica, la región de Punilla estaba ocupada por los comechingones, grupo aborigen que se distribuía hacia el oeste de las Sierras Chicas hasta el límite de la provincia de San Luis donde comenzaba el territorio de los Huarpes (GONZÁLEZ, 1976), estimándose su población alrededor de los 30 mil habitantes (SERRANO, 1945). Practicaban la agricultura mediante la irrigación artificial de los cultivos como actividad económica principal, aunque también se dedicaron a la cría y pastoreo de llamas, la caza, la recolección, y la pesca en menor medida. Una de las características más peculiares de dichos indígenas fue su aspecto físico: “eran morenos, altos y con barbas como los cristianos”, comenta el cronista español Diego Fernández (PICCOLO, 1994, p. 30). En cuanto a su organización política se distribuían en pequeñas jefaturas o parcialidades, formadas por varias “familias extensas” de filiación patrilineal, y agrupadas bajo la autoridad de un Cacique de alta jerarquía (MARTÍNEZ SARASOLA, 2005).

Los primeros aventureros españoles que se internaron en la región provenían del Perú y del Tucumán, y algunos de ellos  estaban motivados por la leyenda de la Tierra de los Césares,

 

[…] venían impresionados por el relato que hicieron en Lima los soldados de la expedición de Francisco de César […] el oro, la plata, las esmeraldas […] La soñada Tierra de los Césares llamada también Trapalanda, Yungulo, Lin-Lin, la ubicaban en las Sierras de Córdoba, en el Valle de la Campana, o en San Luis (MAYOR, 1981, p. 31).

 

Jerónimo Luis de Cabrera junto con sus capitanes - habiendo invertido en soldados, carretas, bueyes y caballos- ingresó por el norte de la provincia hasta el río Suquía o Río Primero en donde tuvo lugar la fundación de Córdoba el 6 de julio de 1573 (BISCHOFF, 1979). La región fue bautizada como “Córdoba de la Nueva Andalucía” dado que esta región serrana hacía recordar nostálgicamente las geografías del sur de España a J. L. de Cabrera (nacido en Sevilla) y a otros de los conquistadores originarios también de Andalucía (MAYOR, 1981, p. 41).

Años después comenzaron los repartos de encomiendas y mercedes[2] por las autoridades del Tucumán, formando grandes latifundios y estancias que luego, con el correr del tiempo y sucesivas divisiones de los herederos, darían origen a muchos pueblos serranos contemporáneos. De este modo, en 1575 el área que actualmente ocupa la localidad del Capilla del Monte fue entregada como merced a Lucía González Jaimes, hija de Bartolomé Jaimes quien había sido uno de los capitanes de J. L. Cabrera y cofundador de Córdoba de la Nueva Andalucía. Esta merced se complementa con otra otorgada el 30 de octubre de 1585 a los otros cinco hermanos de Lucía, por lo cual dicha zona pasó a denominarse la “Punilla de los Jaimes”.

Por ese entonces era común que terratenientes y encomenderos tuvieran sus propios oratorios y capillas. El propietario de la Estancia de Balumba, mandó edificar nuevos aposentos, molinos y bodegas y la puso bajo la protección de San Antonio. De esta manera nació la Capilla de San Antonio del Monte[3] construida entre 1695 y 1719, y que fue la que le otorgó posteriormente el nombre al pueblo. Como señala Sergio Mayor (1981, p.48) sobre el origen de las localidades de Punilla,  “se llega a la conclusión que en su origen estas villas y ciudades serranas fueron grandes estancias”. En el caso de Capilla del Monte, la Estancia de San Antonio fue la que motivó e inició lentamente el posterior poblamiento de españoles y criollos.

Las misiones Jesuíticas[4] instaladas en los alrededores de Córdoba fundacional, tenían el firme propósito de inculcar la religión cristiana a los grupos aborígenes (BISCHOFF, 1979). Muchos de los comechingones sucumbieron frente a las diferentes pestes y enfermedades contagiadas por nuevos colonizadores. Otros se negaron a aceptar la servidumbre y se rebelaron frente a las exigencias de los encomenderos, demostrando una elaborada capacidad guerrera, pero fueron violentamente reprimidos. Mientras tanto, la viruela, el hambre y los trabajos forzados lograron que en menos de cien años del inicio de la conquista, los comechingones resultaran diezmados. Su talento como tejedores los condenó a trabajos forzados en las hilanderías, y con el tiempo fueron mezclándose con los españoles y pasaron a integrar el personal de las estancias como peones rurales, perdiendo sus valores y símbolos culturales tradicionales. Se estima que para mediados del siglo XVIII, los comechingones como pueblo y cultura habían desaparecido (SERRANO, 1945).

La Estancia de San Antonio fue vendida, en 1824 a Pastor Montoya, y los descendientes de este al Sr. Adolfo Doering[5], ingeniero alemán poseedor de una parte considerable de las tierras capillenses, que unificó las tierras con una mensura judicial en 1885 y es considerado como el primer urbanizador de la localidad. Dicho individuo había planificado para la zona “un futuro de urbe turística, dada la natural imponencia de su paisaje, rodeado de dos ríos cristalinos, sumada a la diafanidad de su cielo y a la benignidad de su clima” (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 11).  Intentó fallidamente ponerle el nombre de “Villa Doering” a la localidad tal como figuraba en los mapas de fines del siglo XIX (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 12). Sin embargo, al momento de fundar el Municipio en 1897, prevaleció el nombre de “Capilla del Monte” por la propia parroquia situada en el emplazamiento actual, la cual terminó de construirse en 1910 sobre las ruinas de la antigua capilla originaria, convirtiéndose en el transcurso del siglo en monumento histórico y luego en atractivo turístico, permaneciendo desde entonces en pleno funcionamiento.

Con el advenimiento del ferrocarril (1892) y en los albores del siglo XX, Capilla del Monte fue tornándose centro de interés vacacional para algunas familias adineradas de Buenos Aires, Rosario y de Córdoba capital. Poetas y artistas como Fernando Fader y Enrique Muiño tenían prolongadas estancias en sus quintas vacacionales de Ischilin y Capilla del Monte siendo fuente de inspiración  para muchas de sus obras. También Lisandro de la Torre, José Figueroa Alcorta, el escritor Marcelo Peyret, el cantor Carlos Gardel, la poetisa Alfonsina Storni, entre otros deambularon por los paisajes serranos que rodean el Uritorco. Además el “aire” –o clima peculiar de la zona- favorecía la recuperación de personas con problemas respiratorios y en algunos casos terminó siendo el lecho de muerte de enfermos de tuberculosis de las familias adineradas de las ciudades[6] .

La actividad ganadera y agrícola de las antiguas estancias continuó a lo largo de los años aunque nunca logró una producción a gran escala. Sin embargo, dentro del plano económico comenzó a crecer la actividad comercial y la localidad fue poblándose por españoles, árabes y alemanes, entre otros.

Durante toda la primera mitad del siglo XX, Capilla tomó una iniciativa de avanzada en el desarrollo de las obras públicas. Hacia la década del veinte se construye la primera usina eléctrica y en 1925 se instala la línea telefónica. Luego fueron surgiendo fábricas de ladrillos, mosaicos, carpinterías y herrerías que facilitaron la construcción de las casas de veraneo y el pueblo en general. De esta manera fue conformándose la disposición edilicia en derredor de la Capilla de San Antonio. Durante las décadas del treinta y cuarenta se incrementó la construcción de hoteles, residencias y oficinas públicas. La industria de la construcción adquiere la mayor importancia en la historia del pueblo. También se instalaron nuevos comercios y mercados para abastecer a la población local. Se inauguran las primeras escuelas y en la década del cincuenta se abre la primera sucursal del Banco de la Nación. El pueblo ya gozaba de una autonomía para la población residente y en 1961 se inaugura el registro civil.

En la segunda parte del siglo XX hubo otras actividades económicas como la extracción de agua mineral (Fuente Mineral San Salvador, en la actualidad cerrada). Por otra parte, el nacimiento de la industria metalúrgica tuvo su lugar en Capilla con la Industria Power, que realizaba parrillas y otros elementos en metal durante la década de 1960. Asimismo, por aquel entonces hubo fábrica de tejidos y de alfajores pero ninguna prosperó con éxito (CORZO, 1999)[7].

Ya en los setenta se favoreció el turismo de los sindicatos o turismo gremial construyendo hoteles de los sindicatos de gasistas, gastronómicos y otros rubros al igual que en otras localidades de Córdoba. La ruta nacional Nº 38 que une Carlos Paz y Cruz del Eje ya estaba concluida cuando dejó de funcionar el tren en 1979. Una gran cantidad de empresas de ómnibus funcionaba por el interior de Córdoba y provenientes de Buenos Aires.

En los comienzos de los ochenta, Capilla del Monte ya se había consolidado como una pequeña comunidad turística del Valle de Punilla. La formación rocosa llamada El Zapato, ubicada a un kilómetro del área céntrica capillense, era el “escudo de la localidad” (CURSIO, 2001,  p. 7) [8] o el atractivo más importante, ya que en torno a ésta se instaló una infraestructura compuesta de comercios, entretenimientos, restaurantes, vendedores ambulantes y estacionamientos para micros, denominada Complejo Turístico El Zapato. En tal sentido, Sergio Mayor (1981, p. 53-54) lo distingue de la siguiente manera,

 

Al pie del Zapato, que se destaca sobre una enorme roca, símbolo de la villa, que parece esculpido por la mano del hombre, hay un viejo rancho donde se encuentra un hombre lleno de sabiduría y sentencioso como un gaucho. Llegar a la casa de Santucho, comer una empanada y tomar un vino es descubrir el pasado y presente de Capilla del Monte. Recorriendo los alrededores, entre moles de piedra, brota un arroyo de agua transparente en “Los Mogotes”. En “La Toma” nacen los arroyos que descienden de los ojos de agua del Uritorco. Más alejados están “Los Alazanes” donde pueden pescarse truchas y siguiendo por la Quebrada de Luna, vemos los imponentes “Terrones” similares a los del valle Calchaquí.

 

 

Queda en evidencia que El Zapato era el atractivo turístico por encima de los otros, y el lugar obligado para los turistas. Otros sitios como la Parroquia de San Antonio, la Calle Techada, los Terrones, los Mogotes, Ongamira eran paseos secundarios dentro del itinerario turístico de la época. El Uritorco, siempre presente en el paisaje, se mantenía en silencio expectante desde lo alto y, aparentemente, sin despertar demasiado el interés de los locales y los visitantes.

 

 

El 400 aniversario de Capilla del Monte

 

En el año 1985 se conmemoró el 400 aniversario de la fundación de Capilla del Monte tomándose como fecha fundacional el 30 de octubre de 1585, año en que se completa la entrega de la merced a Luisa Jaimes, hija de Bartolomé Jaimes. En aquella ocasión la Dirección General de Turismo de Capilla del Monte a cargo de Jorge Suárez[9], junto con el apoyo institucional de la Secretaría de Turismo de la Provincia de Córdoba realizan una serie de festejos y actos oficiales, y publican una revista titulada “1585-1985. Capilla del Monte en su 400 aniversario” para su difusión en las celebraciones. Esta publicación, que figura como documento en la Biblioteca Popular Mariano Moreno de Capilla del Monte, sirve para hacer un corte sincrónico sobre el contexto turístico, histórico y social del momento.

El documento comienza con una nota editorial del entonces intendente de Capilla, Diego Sez, quien hace mención de la recuperación de la democracia argentina en el año 1983, y del importante papel que juega la Constitución en “el ejercicio de los derechos de las libertades individuales” (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 2). La valoración del sistema democrático luego de siete años de dictadura militar generaba nuevas oportunidades en cuanto a la libertad de expresión, el desarrollo de actividades culturales sin censura, ni miedo al régimen y, por supuesto, otorgaría las posibilidades para el surgimiento de nuevas ideas tanto en el ámbito de lo político como de lo religioso. Asimismo, Sez convoca a los habitantes de Capilla del Monte y, en especial, a los jóvenes que encarnan el futuro de la localidad, para “recuperar el terreno perdido” y lograr la “reactivación tan ansiosamente anhelada” en el ámbito cultural, económico y político (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 2).

El artículo principal del documento es una reseña histórica de la localidad de Capilla del Monte, Sinopsis de 400 años de Vida (Dirección Municipal de Turismo, 1985), donde más de la mitad del texto versa sobre las sucesiones y herencias de las mercedes y las tierras (de las cuales se han expuesto algunos datos en el anterior apartado). Se trata de una narrativa de la historia donde se valora y privilegia el derecho de propiedad, más que el entorno social donde se desarrollaban esos acontecimientos. Es el relato tradicional de historia fáctica caracterizada por hechos y fechas en orden cronológico, en vez de los procesos, relaciones y  contextos.

Durante la lectura de la Sinopsis (Dirección Municipal de Turismo, 1985), todo vestigio de la población indígena es omitido y en cierta medida se distorsiona con el nombre de “poblamiento” lo que debería llamarse la conquista militar y ocupación de los territorios repartidos entre españoles y criollos. En esta narrativa de la historia capillense, la única vez que se hace mención de la población nativa es de una manera superficial, casi anecdótica: “Bartolomé Jaimes […] entró en la zona de los comechingones con Jerónimo Luis de Cabrera”; en el resto del texto, y de toda la publicación, los comechingones no figuran ni en los rincones más oscuros de las líneas. Esto demuestra el escaso interés, en ese entonces, de incluir a los indios en la historia local, lo cual se relaciona con la manera de construir el discurso de la historia oficial argentina en la cual eventos y personajes son seleccionados según las “necesidades pragmáticas y políticas de interpretación” (WRIGHT, 1998, p. 35).

Al comienzo de la Sinopsis (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 6) es interesante observar la manera de cómo es definida en líneas generales la identidad de la localidad. Las primeras palabras que se enuncian son,

 

Capilla del Monte, ciudad turística del Valle de Punilla, y esencialmente población cordobesa enraizada en las tradiciones serranas, toma en este año 1985 la decisión de conmemorar su origen y honrar a sus ancestros, a sus pioneros, a los hombres sencillos que labraron a lo largo de siglos su presente.

 

En aquel momento la localidad se retrataba a sí misma como turística y tradicional. No obstante también se apoyaba en los ancestros fundadores y pioneros hispanos que la poblaron. En la compilación de artículos periodísticos realizada por Susana Allié (1985) es posible observar un nexo muy fuerte con la hispanidad asociada fundamentalmente a la figura de Bartolomé Jaimes, “un andaluz que dejó herencia” tal como se titula unos de los recortes. En octubre de 1985 se recibieron diferentes delegaciones y funcionarios de España “para los festejos de los 400 años de la localidad de Capilla del Monte, para lo cual fueron especialmente invitados por las autoridades locales” (LA VOZ DEL INTERIOR, 30/10/1985). También la colectividad andaluza de Buenos Aires colaboró con la fiesta enviando al Ballet del Rincón Andaluz de la Capital Federal. Ciertamente la relación Capilla del Monte-España puede rastrearse también con la publicación de los Festivales del Folclore Español realizados desde la década del ‘70 en la localidad serrana, con el apoyo de los consulados y cancillerías españolas[10].

   Mas esta breve caracterización de identidad no termina ahí ya que se incorporan nuevos rasgos que intentaban afianzar una conciencia identitaria específica. Hacia el final de la Sinopsis (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 12) se agrega,

 

Que el nombre de nuestro pueblo, nacido alrededor de su Capilla, y bajo la advocación de Dios que siempre estuvo presente en la magnificencia de nuestro paisaje nos convoquen para que la celebración de estos cuatro siglos nos encuentre unidos y proyectados hacia un futuro de paz y comprensión.

 

Por lo tanto desde el discurso oficial Capilla del Monte se representaba como religiosa o católica (bajo la advocación de Dios), natural (magnificencia de nuestro paisaje), turística (ciudad turística del Valle de Punilla) y tradicional (población cordobesa enraizada en tradiciones serranas). En los años venideros estos elementos identitarios irían variando y privilegiando otras marcas de adscripción que se describirán más adelante. Lo importante para destacar aquí es cómo se pensaba la localidad en ese momento histórico ya que meses más tarde, en enero de 1986, comenzaría una abrupta transformación en cuanto a la composición social de los habitantes y a los rasgos que se exaltarían de la comunidad.

En el resto de la publicación se exhiben los principales paseos, actividades, atractivos, características climáticas y de la geografía de Capilla del Monte. Una de las cuestiones más interesantes es que no hace ninguna mención de ninguna de las narrativas predominantes en el presente, ni de lo místico, lo esotérico y menos aún de lo extraterrestre. Se detallan además una serie de paseos como El Zapato, Los Mogotes, Los Terrones, la Calle Techada, Los Paredones. El cerro Uritorco se describe sencillamente como: “Ubicado a 4Km de la población hacia el Este posee una altura sobre el nivel del mar de 1979 metros, hecho que lo convierte en el cerro más alto de la Cadena de la Sierras Chicas” (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 12). Dentro de las fotografías destacadas aparecen la Terminal del Ómnibus, el Hospital Vecinal, el Club de tenis, la Distribuidora de Agua Mineral San Salvador, Pueblo Encanto, El Zapato, Balneario La Toma, Los Mogotes, la Parroquia de San Antonio de Padua, la Municipalidad de Capilla del Monte, la Calle Techada. Sin embargo, no figuran fotos del cerro Uritorco, aparentemente porque era considerado un atractivo menor. Según señala Suárez (2003, p. 20), las primeras caminatas guiadas al Uritorco comenzaron en el año 1984 ya que “en aquel entonces era muy poca la gente que accedía al cerro”.

De esta manera, finalizando el año 1985 Capilla del Monte era, desde la perspectiva oficial, una localidad con vida propia, dependiente del turismo basado en los atractivos naturales de la zona, fundamentalmente tradicional y religiosa. El cerro Uritorco era un sitio secundario y el principal símbolo de la localidad era El Zapato. El dique El Cajón era un proyecto y no existían ni el lago formado por la represa (finalizada en 1993), ni las actividades acuáticas que le son propias y tan promocionadas hoy en día. Mientras tanto, en ese mismo lugar, se gestaba otra historia que en pocos años más se exaltaría sobre esta instantánea de 1985.

 

 

Orígenes de la Zona Uritorco

 

Desde la segunda mitad de la década del ochenta hasta la actualidad en esta localidad del Valle de Punilla sucedieron una serie de cambios significativos a nivel social, cultural y turístico. El origen de lo que hoy se denomina Zona Uritorco puede rastrearse en ciertos antecedentes concretos como la Huella del Pajarillo, su difusión masiva en los medios de comunicación, y la maduración de varias narrativas esotéricas que venían gestándose desde años anteriores, fundamentalmente gracias al establecimiento de una nueva clase de migrantes que se instalaron en el área.

El 9 de enero de 1986 aparece sobre la Sierra del Pajarillo, en la Quebrada de Luna, una superficie calcinada de forma oval de unos 100 metros de diámetro, que se denominó la Huella del Pajarillo. Esta “mancha” que se podía observar desde la ruta que va desde Los Terrones hacia Ongamira, es decir a unos veinte kilómetros del centro de Capilla, se asemejaba a la forma de un “plato volador” y despertó el interés de turistas curiosos, de algunos pobladores locales y de investigadores del fenómeno ovni, como Fabio Zerpa y Pedro Romaniuk[11] entre otros, aunque también se dice que vinieron científicos de la NASA para hacer los estudios correspondientes[12]. Al año siguiente la Huella prácticamente había desaparecido debido al crecimiento de los arbustos y pastos propios de los cerros, aunque se produjo otro hecho insólito: el 5 de agosto de 1987 un incendio arrasó aquella parte de la sierra, y la vegetación dentro de la Huella se mantuvo intacta. Esto llamó nuevamente la atención de todos los investigadores ovni, así como también del resto de la gente. Este antecedente generó en los años posteriores visitas guiadas hasta el lugar para los curiosos, los místicos y los apasionados por los ovnis. Asimismo, la Huella marcó un punto de inflexión entre la manera tradicional y la forma actual de concebir socialmente la imagen de la localidad.

Por ese entonces, en abril de 1986[13], en Nuevediario, noticiero sensacionalista del canal 9, bajo los jadeantes relatos del periodista José de Zer, se difundió popularmente la noticia que en el cerro Uritorco se podían ver seres extraterrestres y supuestamente se logró un avistamiento filmado, en el cual se observaban una serie de luces que giraban en torno a la pantalla. Todavía hoy recordado por muchas personas, este informe colaboró en otorgarle al cerro Uritorco un renombre a nivel nacional como el lugar de avistamientos ovnis, institucionalizando la zona como exponente de lo sobrenatural y lo extraterrestre.

Paralelamente, comienzan a afianzarse una serie de narrativas que venían gestándose en años anteriores, como el Bastón de Mando, la mitológica ciudad de Erks, y el templo del Santo Grial, así como las nuevas interpretaciones sobre los comechingones y la energía especial que posee la zona, y que en cierta manera contribuyeron a la reinvención de la historia local. Bajo el rótulo de literatura esotérica, se publican obras de autores como Guillermo Alfredo Terrera, Trigueirinho, Dante Franch y otros, en donde se ponen de manifiesto estas narrativas, otorgándole a Capilla del Monte y al cerro Uritorco un nuevo marco de significados y formas de experimentar la realidad.

En líneas generales, estos antecedentes fueron creando un centro de atracción para aquellas personas que habían iniciado un camino de búsqueda espiritual. Algunos de estos peregrinos, luego de varias visitas, optaron por quedarse a vivir en Capilla del Monte y sus contornos, abandonando súbitamente sus profesiones cosmopolitas y el ritmo ciudadano, para abocarse a actividades artesanales o relacionadas con el turismo místico-esotérico.

Las principales razones que motivaron a los nuevos residentes pueden sintetizarse en una profunda necesidad de mejorar la calidad de vida y entrar en contacto con la naturaleza, un sentimiento de atracción por la energía del cerro Uritorco, o la vivencia de una experiencia con los ovnis o “seres” del lugar. Estos “nuevos capillenses”, como son llamados por los antiguos residentes del pueblo –aunque algunos también se autodenominan esotéricos-, “coinciden en una misma actitud: rompieron con lo que constituía su vida, volvieron a empezar desde un punto inesperado, y todos se volvieron fanáticos del lugar” (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 16). Generalmente enraizados en la corriente ideológica de la Nueva Era, los nuevos habitantes fueron incorporando variantes culturales diferentes, tales como el conocimiento hermético y esotérico, cuestiones metafísicas y otros elementos relacionados con la ovnilogía y las religiones orientales, transformando lentamente la fisonomía cultural de la localidad. Al mismo tiempo fueron incrementando significativamente el número de habitantes, como se reflejan en los siguientes datos:

 

Año 1980: 6779 (Censo Nacional)

Año 1985: 7000 (Dirección Municipal de Turismo [1985])

Año 1991: 7626 (Censo Nacional)

Año 1996: 8503 (Censo Provincial)

Año 2001: 8940 (Censo Nacional)

Año 2005: 12.000 aprox. (FIGUEREDO, 20/03/2005, p.44).

 

Si bien muchos de los recién llegados se integraron a la actividad turística de diferentes maneras, sea como guías, terapeutas, artesanos, hoteleros o comerciantes, también fueron variando la dinámica de la vida cotidiana y de las costumbres de la comunidad capillense, imponiendo un estricto respeto por la ecología, innovando en un tipo de alimentación vegetariana, y ofreciendo a los pobladores locales toda una gama de cursos sobre terapias y temas no convencionales, tales como yoga, astrología, reiki, artes orientales, calendario mayas, tarot, ovnis, reflexología, etc.

En los años posteriores a 1986 el turismo siguió aumentando y el cerro Uritorco se fue convirtiendo en el atractivo turístico privilegiado de la localidad debido en parte a que ocupa un sitio central en las nuevas narrativas locales.      En tal sentido el Uritorco es valorado como un sitio sagrado para los comechingones, como el lugar donde se halla oculto el Santo Grial y el Bastón de Mando, como una fuente de energía espiritual,  o como en entorno geográfico de la ciudad intraterrena de Erks (la cual recibe seres extraterrestres de todo el universo). Según las cifras estadísticas de la Subsecretaría de Turismo de Capilla, un 25,4% de los turistas que se encuestaron durante el año 2001 lo declararon como motivación principal de visita[14]. Por su parte, los propietarios del cerro decidieron privatizar el acceso al mismo, instalando una única vía de ingreso, otorgada en concesión, en donde se cobra una entrada a los visitantes. La mayoría de los turistas que arriban allí deben emprender el ascenso al cerro, que según la tenacidad y condición física de cada uno durará entre tres o cinco horas. Para aquellos que no disponen del tiempo o la vitalidad necesaria para tal empresa, pueden contentarse con contemplar la magnitud de la montaña desde su base.

De esta forma Capilla en el presente recibe una gran cantidad de turistas anualmente[15] ya que ofrece una amplia variedad de atractivos turísticos naturales como son sus coloridas sierras, su agradable clima, ríos y un dique que forma un espejo de agua que permite la realización de actividades deportivas y acuáticas, principalmente durante la época estival. También se llevan a cabo diversos eventos deportivos, fiestas folklóricas, espectáculos musicales, y concursos varios durante distintos momentos del año que permiten mantener ocupada la capacidad hotelera en las temporadas alta y baja gracias a la variedad del público que la visita. De tal modo, la oferta turística es muy variada, no es únicamente un atractivo ovni, por lo cual apunta a generar focos de interés para estudiantes, familias, jubilados, sindicatos; se producen actividades para la gente de todas las edades y existen alojamientos desde campings hasta hoteles de categoría.

Pero lo que diferencia a Capilla del Monte del resto de las localidades de Punilla es que el paisaje ha sido “coloreado”[16] con los tintes de lo místico, lo extraterrestre y lo energético; los antiguos atractivos naturales del área son resignificados bajo un prisma de mágicas energías y se re-sacralizan los pasados templos de los comechingones para dar lugar a rituales de la Nueva Era, recrear las ceremonias aborígenes, o prácticas de contactación con los seres intergalácticos del universo. Además se ha erigido una infraestructura turística coherente para este tipo de visitantes. Las terapias alternativas son moneda corriente dentro del ámbito capillense. Hay quienes practican la numerología, la gemoterapia, el tarot o el yoga. El Cerro Uritorco Hotel propone un servicio opcional de liberación de estrés basado en terapias naturales; se puede elegir entre acupuntura, shiatzu, masoterapia, fangioterapia, meditación, y talleres grupales de autoayuda y crecimiento espiritual (NORRILD, 1998). A su vez, se abrieron restaurantes y casas de comida naturistas y vegetarianas, librerías que contienen material esotérico-místico-religioso, y en la mayoría de los comercios se venden piedras, cuarzos, velas y sahumerios como souvenirs o como lo típico del lugar. Los artesanos fabrican amuletos y talismanes para las diferentes necesidades físicas o espirituales que se venden en las ferias o en puestos móviles cerca de los principales sitios de interés turístico. Los congresos de ovnilogía organizados por el Centro de Informes Ovni (CIO) que se realizaron en los últimos años colaboraron también para caracterización “extraterrestre” de la localidad. No obstante, además de la inauguración de pirámides y un centro budista zen, también se realizan encuentros anuales de yoga, congresos de astrología, bioenergía, ecología y hasta se convocó en noviembre de 2001 a un encuentro de los pueblos originarios para proponer al cerro Uritorco como símbolo sagrado de los grupos étnicos de la Argentina.

   Finalmente, el sector público local se plegó a este proceso de esoterización de la localidad iniciado por los nuevos capillenses. Desde la Subsecretaría de Turismo, más allá de promocionar principalmente el cerro Uritorco, se menciona como uno de los atractivos turísticos el Fenómeno Ovni[17], y se sugiere la visita al CIO como uno de los museos. Al mismo tiempo, esta dependencia promociona y difunde en diarios locales, folletos turísticos y en carteles publicitarios con los siguientes frases: “Zona Uritorco: Energía, Naturaleza, Misterio” o "Capilla tiene cosas tan interesantes que llegan visitantes de todos lados" (generalmente se hace alusión a una foto montaje de algunos de los atractivos naturales del área con una nave espacial incorporada en la foto). Asimismo, la propia secretaría colabora con la puesta en escena en los alrededores del área céntrica con toda una batería de carteles y leyendas que sintonizan con las narrativas de los esotéricos. De esta manera se refuerza la idea de un atractivo turístico distinto y subraya la peculiaridad de Capilla de Monte y el cerro Uritorco frente a otros destinos turísticos de Córdoba y la Argentina en general.

Por lo tanto, es posible observar cómo Capilla del Monte pasó de ser un pequeño pueblo turístico con población enraizada en las costumbres serranas a ser una localidad de aproximadamente doce mil habitantes con gente proveniente de las ciudades y relacionados con diferentes matrices culturales. Por su parte, el cerro Uritorco se instituyó como centro simbólico y primer punto de interés turístico del área. De este modo, Capilla y todos los atractivos turísticos de la área se transformaron ahora en una nueva región simbólica de significación denominada La Zona Uritorco.

 

 

Síntesis final

 

A principios de la década del ochenta, esta localidad ya estaba consolidada como un atractivo turístico periférico al norte del Valle de Punilla. En octubre de 1985 celebraba los cuatro siglos de su fundación. El Zapato, y el resto de los atractivos naturales, junto con la tranquilidad del pueblo, sus habitantes enraizados en las costumbres serranas y la religión cristiana –también reflejada en la parroquia que le daba el nombre a la localidad- se exaltaban como las características distintivas de la imagen turística de Capilla del Monte. De igual forma, dicha imagen se correspondía con las narrativas históricas, que privilegiaban las virtudes y sacrificios de encomenderos, gauchos, criollos y demás fundadores, al tiempo que omitían la presencia indígena en la región. Simultáneamente, las antiguas narrativas construían un paisaje natural de aguas cristalinas, cielos despejados, imponentes sierras, curiosas formaciones rocosas, y aires limpios y purificadores, en los cuales “Dios siempre estuvo presente en la magnificencia de nuestro paisaje”[18].

La aparición de la Huella del Pajarillo, en enero de 1986, fue un acontecimiento que no podía ser clasificado dentro de los esquemas interpretativos existentes en las narrativas oficiales de la región, salvo en categorías tales como lo extraordinario, misterioso, inexplicable, o atípico. En tal sentido, el acontecimiento debe entenderse como un hecho de significación que, según señala Sahalins (1997, p. 142), “no es sólo un suceso del mundo, es una relación entre cierto suceso y un sistema simbólico dado”. De esta manera, el acontecimiento es un suceso interpretado por un sistema cultural que le otorga significación. La producción de significados es, en parte, arbitraria, ya que también es histórica y socialmente construida.

Desde luego que el advenimiento de los peritos ufológicos y la difusión de las nuevas narrativas de los fundadores de la discursividad facilitaron un marco interpretativo que permitía la clasificación de este suceso, y de muchos otros, dentro de un esquema simbólico de nuevos significados. Estos últimos no eran, ni lo son todavía, compartidos por la totalidad de los residentes y los distintos sectores de Capilla del Monte. Sin embargo, luego de un período de casi veinte años y mediante un proceso de esoterización de la localidad tales significados son los que predominan en la construcción de las imágenes turísticas contemporáneas. De tal modo, las narrativas esotéricas gradualmente fueron oficializándose por el sector público, así como también se mercantilizaron a través del sector privado. De forma similar, algunos residentes locales y la gran parte de los nuevos migrantes adoptaron y afianzaron el nuevo sistema interpretativo en el ámbito local, produciendo interesantes modificaciones culturales y formas de representación de la comunidad capillense.

 

 

 

Bibliografía

 

 

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Fuentes

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Selección de artículos sobre los 400 años de Capilla del Monte. 1988.

 

 

Artigo recebido em março de 2008.

Aprovado para publicação em maio de 2008.

 



[1] Prof. Lic. en Ciencias Antropológicas FFyL, ICA, UBA. Argentina. apitecus@hotmail.com

 

[2] “Las mercedes eran concedidas a perpetuidad, por la importancia de los servicios prestados a la Corona. Las encomiendas pasaban por herencia a dos generaciones. En ellas se entregaban pueblos indígenas vacantes, con sus caciques e indios.” (MAYOR, 1981, p. 37)

[3]A diferencia de la Sinopsis (Dirección Municipal de Turismo, 1985), Sergio Mayor (1981, p. 48) señala que el primer oratorio fue construido en 1617, por orden de Bartolomé Jaimes.

[4]En la actualidad muchos de las obras edilicias de las Misiones Jesuíticas han sido declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO y conforman uno de los principales atractivos turísticos de la Provincia de Córdoba. Guía del Patrimonio de la Humanidad (2000).

[5]“[…] es un de los sabios alemanes venidos al país por iniciativa del presidente Sarmiento. Fue catedrático de la Facultad de Ciencias Exactas de Córdoba, Director de la Academia Nacional de Ciencias, y Director de la Comisión Científica que acompañó al Gral. Roca en su histórica expedición…” (Dirección Municipal de Turismo, 1985, p. 11). Aquí no se cuestiona, ni critica, la posición ideológica de Doering.

[6] Según datos orales de Don Nuñez (entrevista del 24-10-01).

[7] Gentileza de Gustavo Jaimes.

[8] Dra. Miriam E. Cursio es museóloga, fundadora del “Caserón de los Recuerdos”.

[9]En la actualidad es el director del Centro de Informes Ovni (CIO), editor de la revista “Uritorco Ovni” y conduce el programa radial “Alternativa Extraterrestre”. Además cuenta ya con más de tres libros publicados sobre la temática OVNI.

[10]Ver 4º Festival de Folclore Español. Capilla del Monte. Córdoba. Argentina. (8 al 11 de enero de 1976).

[11] Zerpa y Romaniuk son ambos investigadores muy reconocidos a nivel nacional del fenómeno ovni.

[12] Ver Terrera (1996; 2003) e Suárez (2003).

[13] Datos proporcionados por el archivo de Canal Nueve, Buenos Aires (Gentileza de Virginia Califano).

[14] Desde el año 1999 esta subsecretaría tuvo que incorporar en las encuestas al cerro Uritorco como sub-categoría dentro de Motivaciones.

[15]Desde el año 2001 la cantidad de turistas anuales supera las cincuenta mil personas (Datos de Subsecretaría de Turismo local).

[16]Para Daavyd Greenwood (1992, p. 258) “color local” significa una versión mercantilizada de la cultura local que es comercializada a partir de la actividad turística.

[17] Disponible en <http://www.capilladelmonte.com.ar/FenómenoOvni/>

[18] Dirección Municipal de Turismo de Capilla del Monte (1985): “1585-1985. Capilla del Monte en su 400 Aniversario”. Centro Editor de Córdoba. pág. 12.